La historia de Rebecca C.

Conozca a Rebecca C.
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Cuando era una niña en California, Rebecca, de 43 años, se decía a sí misma que nunca fumaría. Pero alrededor de los 16, comenzó a fumar los cigarrillos que su madre desechaba para ser aceptada por algunos de los jóvenes mayores que fumaban. Durante los próximos 26 años, la adicción de Rebecca a los cigarrillos creció hasta que llegó a fumar un par de paquetes al día.

Rebecca tenía 42 años cuando comenzó a sentir dolor en el dedo pequeño del pie derecho. El dolor se volvió tan intenso que Rebecca terminó en el hospital. Quedó muy impresionada cuando se enteró de que tenía la enfermedad de Buerger, una afección caracterizada por la inflamación o el bloqueo de los vasos sanguíneos que, por lo general, afecta primero a las manos y los pies. La enfermedad de Buerger se vincula casi exclusivamente al consumo de tabaco.

Rebecca se sometió a una operación para restablecer el flujo sanguíneo a los dedos del pie, pero el daño ya estaba hecho. Era necesario amputar tres dedos del pie. Se tomó la decisión de amputar los cinco dedos del pie derecho de Rebecca para garantizar mayor estabilidad. Ella tuvo que adaptarse al uso de un accesorio especial que se inserta en el zapato y no puede usar todos los zapatos que antes podía usar.

Rebecca dejó de fumar para evitar que la enfermedad de Buerger regresara y afectara a otras partes del cuerpo, y está decidida a no volver a fumar. A las personas que aún fuman, Rebecca les advierte: “Se torna real cuando le ocurre a uno. No permitan que esto les ocurra a ustedes”.

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La biografía de Rebecca C.


Tanto los padres de Rebecca como su abuela fumaban cuando ella era una niña en California. Como su madre no podía manejar, enviaba a Rebecca a la tienda a comprarle cigarrillos.

Durante su infancia, Rebecca se decía a sí misma que nunca fumaría. Pero alrededor de los 16 años, Rebecca deseaba ser aceptada por algunos de los jóvenes mayores que fumaban, entonces empezó a fumar los cigarrillos que desechaba su madre. Durante los próximos 26 años, la adicción de Rebecca a los cigarrillos creció hasta que llegó a fumar un par de paquetes al día.

Rebecca

Logró dejar de fumar durante cerca de un año en el 2014, pero comenzó una vez más cuando pasó un tiempo con amigos que fumaban. Se decía a sí misma que solo fumaría un cigarrillo. Ese cigarrillo se multiplicó rápidamente. “Nunca se puede volver a fumar solo uno. Es todo o nada”.

Rebecca tenía 42 años cuando comenzó a sentir dolor en el dedo pequeño del pie derecho. Primero ignoró la molestia y culpó a un par de zapatos que no calzaba bien. Un médico de atención de urgencias le dijo que probablemente era un dedo moreteado y que se curaría en unas cuantas semanas. Pero el dolor empeoró. Rebecca sentía que el pie estaba siendo aplastado en una prensa.

Después de varias noches sin dormir, Rebecca fue a la sala de emergencias. Pasó los próximos ocho días en el hospital. Uno de los médicos reconoció que el dolor guardaba relación con el flujo sanguíneo en el pie. Él le diagnosticó a Rebecca la enfermedad de Buerger, una afección caracterizada por la inflamación o el bloqueo de los vasos sanguíneos que, por lo general, afecta primero a las manos y los pies. La enfermedad de Buerger se vincula casi exclusivamente al consumo de tabaco y dejar el tabaco es la única manera de detener la enfermedad.

“Fue difícil creer que el tabaquismo era responsable de esto”, dijo Rebecca. “No tenía ningún sentido para mí”, agregó.

Rebecca se sometió a una operación para restablecer el flujo sanguíneo a los dedos del pie, pero el daño ya estaba hecho. Era necesario amputar tres dedos del pie. Se tomó la decisión de amputar los cinco dedos del pie derecho de Rebecca para minimizar el riesgo de tropezarse y garantizar mayor estabilidad.

No fue sino hasta más adelante que Rebecca comenzó a asumir la realidad del daño producido por fumar cigarrillos. “Hubo un momento en el que simplemente me largué a llorar”, recordó Rebecca. “Revisé mi clóset y comencé a hacer una pila de zapatos que probablemente podría usar y otra de zapatos que nunca podría usar de nuevo”, agregó.

Por estos días, Rebecca solo usa zapatos que tienen una tira para sostener el pie en su lugar. Tiene un accesorio que se inserta para que calce sobre el muñón del pie, pero a ella no le gusta como se siente por lo que usualmente opta por no usarlo. Extraña usar sandalias y chancletas. “Parece que fuera tan banal y no un gran problema, pero es desalentador y molesto, y me entristece”, explicó.

Otra experiencia nueva para Rebecca es mantener el equilibrio, en especial cuando baja escaleras. Algunas veces se cae, por lo que camina con cautela, estirando la mano enfrente suyo para protegerse.

Después de la operación, Rebecca dijo que dejar de fumar cigarrillos “simplemente tenía sentido”. El médico le explicó que la enfermedad de Buerger podría afectar a otras partes de su cuerpo si comenzaba a fumar una vez más. “Nunca más fumaré”, dijo Rebecca. “No puedo. No quiero perder nada más”, afirmó.

A los 43 años, Rebecca se considera una persona positiva. Ella y su esposo se mudaron recientemente a Indiana para comenzar un nuevo capítulo en su vida. Algunas veces enfrenta sensaciones de pérdida, pero luego recuerda que su abuela le decía que tenía que dar gracias por lo que tenía. “He tenido tantas bendiciones, ni siquiera puedo contarlas todas”, dijo Rebecca. “Soy muy afortunada”, agregó.

A las personas que aún fuman, Rebecca les advierte: “Se torna real cuando le ocurre a uno. No permitan que esto les ocurra a ustedes”.

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