Los exámenes pélvicos bimanuales y las pruebas de Papanicoláu en niñas y mujeres jóvenes

Foto de un médico haciendo una prueba de Papanicoláu

Es muy probable que millones de exámenes pélvicos bimanuales y pruebas de Papanicoláu realizados en niñas y mujeres jóvenes en los Estados Unidos sean innecesarios.

Es muy probable que millones de exámenes pélvicos bimanuales y pruebas de Papanicoláu realizados en niñas y mujeres jóvenes en los Estados Unidos sean innecesarios. Los exámenes pélvicos bimanuales y las pruebas de Papanicoláu pueden causar varios tipos de daño.

¿Qué son los exámenes pélvicos bimanuales y las pruebas de Papanicoláu?

Los exámenes pélvicos bimanuales (EPB) se hacen para revisar los órganos pélvicos internos de las mujeres. El proveedor de atención médica inserta dos dedos en la vagina de la mujer y luego aplica presión sobre la parte baja del abdomen con la otra mano.

El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos recomienda los exámenes pélvicos bimanuales solamente si la mujer joven tiene antecedentes médicos o determinados síntomas, como dolor pélvico o sangrado atípico. El Colegio Estadounidense de Médicos y la Academia Estadounidense de Médicos de Familia no recomiendan la realización de EPB en las mujeres que no estén embarazadas y no presenten problemas de salud.

No se recomienda hacer un EPB antes de recetar la mayoría de los anticonceptivos hormonales (incluidas las píldoras anticonceptivas) ni cuando se hagan pruebas de detección de infecciones de transmisión sexual.

Las pruebas de Papanicoláu se usan para detectar el cáncer de cuello uterino; se hacen colocando un espéculo (un instrumento médico) dentro de la vagina de la mujer para recolectar células del cuello uterino.

No se recomiendan las pruebas de detección del cáncer de cuello uterino en las mujeres menores de 21 años, según organizaciones profesionales líderes.

Los daños de hacer pruebas innecesarias

La realización innecesaria de exámenes pélvicos bimanuales y pruebas de Papanicoláu podría causar distintos tipos de daño, como los siguientes:

  • Temor.
  • Ansiedad.
  • Resultados falsos positivos (resultados que indican la presencia de una enfermedad o afección cuando, en realidad, no se tiene la enfermedad).
  • Tratamientos innecesarios.
  • Costos innecesarios.

Debido a estos posibles daños, es importante que solo se hagan exámenes pélvicos bimanuales y pruebas de Papanicoláu en las niñas y mujeres jóvenes cuando sea necesario. La realización del examen pélvico bimanual y la prueba de Papanicoláu debe ser una decisión tomada entre la paciente y el proveedor de atención médica.

Información sobre el estudio

Los investigadores de los CDC usaron los datos de la Encuesta Nacional de Crecimiento Familiar para estimar la cantidad de pruebas potencialmente innecesarias que se realizan en mujeres jóvenes de 15 a 20 años de edad en los Estados Unidos. Se combinaron los datos del 2011 al 2017.

Se les preguntó a las participantes de la encuesta si se les había hecho una prueba de Papanicoláu o un examen pélvico bimanual en los 12 meses anteriores.

Se clasificaron los EPB como indicados desde el punto de vista médico (el examen fue necesario) o potencialmente innecesarios.

Se consideró que el examen estaba indicado desde el punto de vista médico si la niña o mujer:

  • Estaba embarazada.
  • Usaba un dispositivo intrauterino (DIU).
  • Se hizo el examen debido a un problema médico.
  • Recibió tratamiento por alguna infección de transmisión sexual, como clamidia, gonorrea, sífilis o herpes genital.

Lo que se halló en el estudio

En el estudio se estimó que 1.4 millones de EPB y 1.6 millones de pruebas de Papanicoláu realizados en mujeres de 15 a 20 años en los Estados Unidos durante un solo año podrían haber sido innecesarios desde el punto de vista médico.

En el estudio también se halló que:

  • Las mujeres jóvenes a quienes se les había hecho una prueba de Papanicoláu tenían probabilidades 7 veces mayores de reportar que también se les había hecho un EPB, en comparación con aquellas a quienes no se les había hecho la prueba de Papanicoláu.
  • Las mujeres jóvenes a quienes se les había hecho una prueba de detección de infecciones de transmisión sexual tenían probabilidades 4 veces mayores de que se les hubiera hecho también una prueba de Papanicoláu y 60 % mayores de que se les hubiera hecho un EPB, en comparación con aquellas a quienes no se les había hecho una prueba de detección.
  • Las mujeres jóvenes que usaban un método anticonceptivo hormonal que no fuera un DIU tenían probabilidades 75 % mayores de que se les hiciera una prueba de Papanicoláu y 31 % mayores de que se les hiciera un EPB, en comparación con aquellas que no usaban métodos anticonceptivos hormonales que no fueran un DIU.

Por qué importa

Tanto los EPB como las pruebas de Papanicoláu pueden causar daños, que incluyen ansiedad, hallazgos falsos positivos, sobrediagnóstico, y tratamientos y costos innecesarios. Estos daños pueden ser mayores en el marco de la detección de enfermedades cuando las pruebas en cuestión tienen evidencia limitada de ser de beneficio, como los exámenes pélvicos bimanuales y las pruebas de Papanicoláu en las mujeres menores de 21 años.

En el estudio se concluye que los esfuerzos para evitar la realización innecesaria de exámenes pélvicos bimanuales y pruebas de Papanicoláu en niñas y mujeres jóvenes podrían incluir:

  • Educar a los proveedores de atención médica y las mujeres sobre cuándo es necesario realizar estos exámenes y pruebas.
  • Animar a los padres y a las pacientes a preguntarles a los proveedores de atención médica cuándo es apropiado hacer el examen.
  • Que se tome la decisión sobre si es necesario hacer el examen o la prueba conjuntamente entre la paciente y el proveedor.