Paso 4: Agregue una consecuencia
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Las consecuencias pueden ser tanto positivas como negativas. Las consecuencias positivas le indican a su hijo que usted está contento con su comportamiento. Los elogios específicos, los abrazos o “chocar cinco” son ejemplos de consecuencias positivas y le indican a su hijo que usted está contento de que haya seguido sus instrucciones. Si elogia a su hijo, podría decirle: “¡Qué bien que te pusiste la camiseta solo!”. Este elogio le dice a su hijo exactamente qué es lo que a usted le gustó de su comportamiento. Haga clic aquí para obtener más información acerca de cómo dar un elogio específico.
Las consecuencias negativas son las cosas que usted hace después de que su hijo tiene determinado comportamiento, y le indican que usted no está contento con ese comportamiento. Dos ejemplos de consecuencias negativas son demorar un privilegio y el tiempo fuera. Si su hijo no sigue una instrucción, puede darle una advertencia y decirle qué es lo que se puede esperar si no sigue sus instrucciones. Por ejemplo, puede decirle: “Recoge tus juguetes o tendrás tiempo fuera”. Si aun así no hace lo que le pidió, aplique inmediatamente la consecuencia. A medida que mejoren sus instrucciones y su hijo aprenda a seguirlas, utilice las advertencias con menos frecuencia. También intente no repetir las instrucciones una y otra vez. Las advertencias y la repetición de las instrucciones le enseñan a su hijo que no tiene que escucharlo la primera vez que le da una instrucción. Aprenderá que solo es importante hacerle caso después de que le haya dado una advertencia o de que haya repetido la instrucción. Siempre haga cumplir las consecuencias si su hijo no sigue las instrucciones que usted le da. Haga clic aquí para obtener más información sobre las consecuencias.
Si su hijo recibe una consecuencia, aun así deberá seguir la instrucción que usted le había dado. Después de cumplir la consecuencia, debe volver a darle la misma instrucción. Si su hijo sigue la instrucción, puede elogiarlo por seguir la instrucción. Pero si su hijo no sigue su instrucción la segunda vez, deberá repetir la misma consecuencia negativa, de modo que aprenda que tiene que seguir sus instrucciones para evitar la consecuencia. Por eso, debe asegurarse de tener suficiente tiempo para poder hacer cumplir la consecuencia. Podría tener que repetir la consecuencia varias veces antes de que su hijo siga sus instrucciones.
Una vez que su hijo siga sus instrucciones y haya cumplido la consecuencia, retome las interacciones positivas con él.