Creación y uso de un sistema de recompensas
Las recompensas pueden ser útiles con los niños pequeños, ya que pueden ayudarlos a hacer cosas que no estén haciendo. También alientan a los niños a que sigan haciendo cosas que ya estén haciendo. Un sistema de recompensas es una forma de llevar la cuenta de la frecuencia con la que su hijo hace algo que a usted le agrada. Con los niños pequeños y los prescolares, el sistema de recompensas puede ser tan simple como un cuadro con calcomanías. Las recompensas funcionan bien para premiar conductas como quedarse acostado después de que se lo ha llevado a la cama o poner los platos en el mesón de la cocina después de la cena. Usar la bacinica o cepillarse los dientes también son buenos ejemplos de cosas por las que los niños pequeños podrían necesitar una pequeña recompensa si todavía no se ha formado un hábito.
Paso 1: Identifique las conductas específicas que desea recompensar.
El primer paso para establecer un sistema de recompensas es decidir qué conductas quiere premiar. Las conductas que elija deben ayudar a su hijo a entender con claridad lo que se espera de él.
Consejos para elegir conductas específicas:
- Evite elegir conductas imprecisas como “jugar bien”. Usted y su hijo pueden tener ideas diferentes sobre lo que eso significa.
- Elija un par de conductas específicas. Por ejemplo, “usa palabras respetuosas” y “no pegues ni patees” son conductas específicas que definen con claridad a qué se refiere con “jugar bien”.
- Elija conductas realistas y acordes a la edad y la capacidad del niño. Por ejemplo, es realista esperar que un niño de 2 años ayude a guardar los juguetes, pero no es realista esperar que tienda su cama todos los días por sí solo.
- Establezca con exactitud lo que desea que su hijo haga y evite palabras como “no”, “no debes”, “detente”, “deja de” cuando identifique conductas que recompensar. Algunos ejemplos son:
- “Comparte tus juguetes con tu hermana”, en lugar de “no golpees a tu hermana”.
- “Camina dentro de la casa”, en lugar de “no se debe correr dentro de la casa”.
- “Juega con tus juguetes en el piso”, en lugar de “deja de saltar sobre la cama”.
Paso 2: Decida cuál será la recompensa.
La recompensa que dé debe ser algo que su hijo desee ganar y que vaya a disfrutar. Si la recompensa no es algo que desee o que le guste, no querrá comportarse bien. Recuerde que las recompensas no deben costar mucho dinero. Puede tratarse de una calcomanía, abrazos, besos, un sello con tinta u otras cosas. Sea lo que sea, asegúrese de dar la recompensa inmediatamente después de que el niño haya expresado la conducta deseada. Dar una recompensa rápida por hacer lo correcto es el modo más eficaz de lograr que los niños pequeños cambien su conducta.
Paso 3: Cree un cuadro.
Cree un cuadro que le muestre a su hijo las conductas y las recompensas que usted haya elegido. El cuadro debe ser diseñado de manera que el niño lo entienda, como con imágenes y palabras simples. Por ejemplo, si desea que su hijo se cepille los dientes todos los días, puede escribir “cepillarse los dientes” en el cuadro e incluir el dibujo de un cepillo de dientes para que el niño lo entienda. Haga clic aquí para ver un cuadro de muestra y para crear el suyo.
Paso 4: Explíquele a su hijo el sistema de recompensas.
Para que el sistema de recompensas funcione, se le debe decir exactamente al niño lo que debe hacer para ganar un premio. Si eligió conductas claras y específicas en el paso 1, esto será fácil. Si usa un cuadro con calcomanías, sellos o marcas de verificación, puede mostrárselo al niño. Le dirá entonces lo que espera de él y lo que marcará en el cuadro cada vez que lo vea manifestar esa conducta. Intente concentrarse en los aspectos positivos cuando le explique el cuadro a su hijo. Por ejemplo, puede decir: “He observado que a veces llevas tu plato al fregadero al terminar de comer. ¡Voy a colocar una calcomanía como esta (muéstresela) en tu cuadro (señálelo) cada vez que lleves el plato al fregadero después de comer!”.
Paso 5: Use el sistema de recompensas.
Ahora está listo para comenzar a usar el sistema de recompensas. Asegúrese de que sea claro para el niño. Cuando su hijo reciba un premio, dígale con exactitud (y entusiasmo) lo que ha hecho para ganárselo. Por ejemplo, podría decirle a su hijo: “Como has llevado tu plato al fregadero solo, te daré una gran estrella dorada”. Recuerde dar la recompensa en forma inmediata después de la conducta para asegurarse de que su hijo sepa lo que hizo para ganársela.
Coloque el cuadro en algún sitio donde el niño lo vea con facilidad. El refrigerador suele ser un buen lugar, pero usted puede colocarlo en cualquier sitio que funcione para su familia. A algunas familias les gusta poner los cuadros junto a la puerta de entrada. Otras prefieren colocarlos en la habitación de los niños. El objetivo es que el cuadro esté donde su hijo pueda verlo, para que recuerde lo que usted quiere que haga.
Cuando el niño obtenga su primera recompensa, puede elogiarlo y hacer que lo vea mientras la coloca en el cuadro. Nunca quite recompensas que el niño haya ganado. Las recompensas que su hijo haya ganado le pertenecen y no deben eliminarse por malas conductas. Para lograr nuevos premios, deberá hacer lo correcto otra vez.
Paso 6: Cambie lentamente la conducta seleccionada o elimine el sistema de recompensas de forma gradual.
Cuando comience a usar el sistema de recompensas, premie a su hijo con frecuencia. Con el tiempo, notará que el niño hace lo correcto más a menudo. Puede dejar de recompensar una conducta determinada y pasar a premiar una conducta diferente que desearía que el niño manifestara más seguido.
Los sistemas de recompensas que utilizan calcomanías, sellos de tinta o marcas de verificación se vuelven menos eficaces a medida que los niños crecen. Con niños más grandes se pueden usar elementos simbólicos como recompensa, como canicas y fichas, que pueden recolectarse y cambiarse por otros premios que su hijo desee. Por ejemplo, si su hijo mayor gana 5 canicas por manifestar la conducta seleccionada, puede obtener una recompensa como una ida al parque.