Riesgo y prevención de la fiebre del valle (coccidioidomicosis)

¿Quién puede presentar de fiebre del valle?

Cocci Risk Prevention

Cualquier persona que vive o viaja al suroeste de los Estados Unidos (Arizona, California, Nevada, Nuevo México, Texas o Utah), o a determinadas zonas de México, América Central o América del Sur puede contraer fiebre del valle. La fiebre del valle puede afectar a personas de cualquier edad, pero es más común en adultos de 60 años de edad o mayores. Ciertos grupos de personas posiblemente tengan un riesgo más alto de presentar las formas más graves de fiebre del valle, como los siguientes:

¿Es contagiosa la fiebre del valle?

No. El hongo que causa la fiebre del valle, Coccidioides, no puede transmitirse de los pulmones de una persona a otras personas, ni tampoco entre personas y animales. Pero en casos extremadamente poco comunes, la infección por Coccidioides en una herida puede transmitir la fiebre del valle a otra persona, 8 o la infección se puede transmitir por medio de un trasplante realizado con un órgano infectado.9

Viajes a las áreas endémicas

¿Debería preocuparme por la fiebre del valle si viajo a un área donde es común encontrar el hongo?

El riesgo de contraer la fiebre del valle es bajo cuando se viaja a una zona en la que se encuentra el Coccidioides en el ambiente, como el suroeste de los Estados Unidos, México, América Central o América del Sur. El riesgo de infección puede aumentar si usted irá a un lugar donde hay mucho polvo, pero aun en esos casos el riesgo es bajo. Si tiene inquietudes acerca del riesgo de contraer fiebre del valle en su viaje, consulte a su proveedor de atención médica. También puede consultar el Libro amarillo del viajero (Travelers’ Health Yellow Book) de los CDC para obtener mayor información.

Ya tuve la fiebre del valle, ¿es posible que la tenga otra vez?

Por lo general, no. Si ya tuvo la fiebre del valle, lo más probable es que su sistema inmunitario lo proteja de tenerla otra vez. A algunas personas les puede volver la infección (una recaída) después de mejorar la primera vez, pero es muy poco común que esto suceda.

¿Pueden mis mascotas contraer la fiebre del valle?

Sí. Las mascotas, en particular los perros, pueden contraer la fiebre del valle, pero no es contagiosa entre los animales y las personas. La fiebre del valle en los perros es similar a la enfermedad en los seres humanos.10 Al igual que las personas, muchos de los perros expuestos al Coccidioides nunca se enferman. Los perros que presentan síntomas a menudo tienen los siguientes: tos, falta de energía y pérdida de peso. Si está preocupado por el riesgo de su mascota de presentar fiebre del valle, o si piensa que su mascota ya tiene la enfermedad, debe hablar con un veterinario.

Coccidioides en mi lugar de trabajo

¿Qué debo hacer si me parece que estuve expuesto a Coccidioides en mi lugar de trabajo o en un laboratorio?

Si piensa que estuvo expuesto a Coccidioides en el lugar de trabajo o en un laboratorio, debe comunicarse con el Departamento de Salud Ocupacional, Control de Infecciones, Control de Riesgos o Seguridad del lugar donde trabaja. Si su trabajo o laboratorio no cuenta con estos servicios, comuníquese con el departamento de salud local de su ciudad, condado o estado. Se han publicado recomendaciones sobre lo que se debe hacer en el caso de que se produzca una exposición en un laboratorio.11 No existen pruebas que demuestren que los antimicóticos (es decir, medicamentos profilácticos) prevengan que las personas se enfermen de fiebre del valle después de una exposición laboral al Coccidioides. Si usted presenta síntomas de fiebre del valle comuníquese con su proveedor de atención médica.

¿Cómo puedo prevenir la fiebre del valle?

Es muy difícil evitar respirar el hongo Coccidioides en las zonas donde este hongo es común en el medioambiente. Las personas que viven en esas áreas pueden tratar de evitar estar en lugares con polvo lo más que puedan. Las personas que están en riesgo de presentar la fiebre del valle grave (como quienes tienen el sistema inmunitario débil, las mujeres embarazadas, las personas con diabetes o las personas de raza negra o de Filipinas) podrían reducir la posibilidad de contraer la infección si tratan de evitar respirar las esporas del hongo.

A continuación nombramos algunos de los métodos de sentido común que puede ayudarlo a evitar contraer la fiebre del valle. Es importante saber que, si bien se recomiendan estos pasos, no se ha comprobado que prevengan la fiebre del valle.

  • Trate de evitar las zonas con mucho polvo como zonas de construcción o excavaciones. Si no puede evitar estas zonas, use un respirador N95 (que es un tipo de mascarilla) mientras está allí. Haga clic aquí para obtener más información sobre respiradores.
  • Quédese adentro durante las tormentas de polvo y cierre las ventanas.
  • Evite las actividades en las que hay contacto cercano con suciedad o polvo, incluidas las tareas de jardín, jardinería y excavación.
  • Use métodos de filtración del aire de adentro.
  • Limpie bien las heridas de la piel con agua y jabón para reducir la posibilidad de contraer una infección en la piel, especialmente si la herida ha estado expuesta a la suciedad o al polvo.
  • Tome antimicóticos preventivos si el proveedor de atención médica le dice que los necesita.

¿Existe una vacuna contra la fiebre del valle?

No. Actualmente no hay ninguna vacuna que prevenga la fiebre del valle, pero los científicos han estado tratando de crear una desde la década de 1960. Debido a que las personas que han tenido la fiebre del valle en general quedan protegidas y no la vuelven a tener, una vacuna podría hacer que el sistema inmunitario del cuerpo “piense” que ya ha tenido la enfermedad; si así es el caso, es probable que esa sea una manera de prevenir que las personas vuelvan a tener la infección.

Los científicos han intentado varios métodos diferentes para producir la vacuna contra la fiebre del valle. Cuando se probó una versión de la vacuna en seres humanos en la década de 1980, esta no brindó una buena protección y además causó efectos secundarios en las personas, como hinchazón en el sitio de la inyección.12 Desde entonces, los científicos han estado estudiando la manera de producir la vacuna con diferentes ingredientes que proporcionen una mejor protección contra la fiebre del valle y no causen efectos secundarios. Se continúan haciendo estudios sobre estas nuevas, por lo tanto, es posible que en el futuro haya una vacuna disponible para prevenir la fiebre del valle.13

Qué están haciendo los CDC

  • Vigilancia epidemiológica. En algunos estados, se exige que los proveedores de atención médica y los laboratorios notifiquen los casos de fiebre del valle a las autoridades de salud pública. Los departamentos de salud estatales recolectan información acerca de los casos de fiebre del valle y luego envían la información a los CDC. La notificación de los casos de la enfermedad ayuda a las autoridades gubernamentales y a los proveedores de atención médica a entender por qué suceden los brotes y permite que se monitoreen las tendencias en el número de casos de fiebre del valle.
  • Aumento de la concientización. Los CDC, los departamentos de salud estatales y locales y otras agencias de salud pública trabajan en colaboración para informar a los proveedores de atención médica y al público en general sobre la fiebre del valle a fin de reducir las demoras en el diagnóstico y tratamiento, y mejorar los resultados de salud para las personas.
  • Investigación sobre el tratamiento. Los CDC asisten a otras agencias de salud pública con estudios de investigación para entender cuál es el mejor tratamiento para la fiebre del valle.
Referencias
  1. Woods CW, McRill C, Plikaytis BD, Rosenstein NE, Mosley D, Boyd D, et al. Coccidioidomycosis in human immunodeficiency virus-infected persons in Arizona, 1994-1997: incidence, risk factors, and prevention. J Infect Dis. 2000 Apr;181(4):1428-34.
  2. Blair JE, Logan JL. Coccidioidomycosis in solid organ transplantation. Clin Infect Dis. 2001 Nov 1;33(9):1536-44.
  3. Bergstrom L, Yocum DE, Ampel NM, Villanueva I, Lisse J, Gluck O, et al. Increased risk of coccidioidomycosis in patients treated with tumor necrosis factor alpha antagonists. Arthritis and rheumatism. 2004 Jun;50(6):1959-66.
  4. Bercovitch RS, Catanzaro A, Schwartz BS, Pappagianis D, Watts DH, Ampel NM. Coccidioidomycosis during pregnancy: a review and recommendations for management. Clin Infect Dis. 2011 Aug;53(4):363-8.
  5. Rosenstein NE, Emery KW, Werner SB, Kao A, Johnson R, Rogers D, et al. Risk factors for severe pulmonary and disseminated coccidioidomycosis: Kern County, California, 1995-1996. Clin Infect Dis. 2001 Mar 1;32(5):708-15.
  6. Durry E, Pappagianis D, Werner SB, Hutwagner L, Sun RK, Maurer M, et al. Coccidioidomycosis in Tulare County, California, 1991: reemergence of an endemic disease. J Med Vet Mycol. 1997 Sep-Oct;35(5):321-6.
  7. Crum NF, Lederman ER, Stafford CM, Parrish JS, Wallace MR. Coccidioidomycosis: a descriptive survey of a reemerging disease. Clinical characteristics and current controversies. Medicine. 2004 May;83(3):149-75.
  8. Eckmann BH, Schaefer GL, Huppert M. Bedside Interhuman Transmission of Coccidioidomycosis Via Growth on Fomites. An Epidemic Involving Six Persons. Am Rev Respir Dis. 1964 Feb;89:175-85.
  9. Dierberg KL, Marr KA, Subramanian A, Nace H, Desai N, Locke JE, et al. Donor-derived organ transplant transmission of coccidioidomycosis. Transpl Infect Dis. 2012 Jun;14(3):300-4.
  10. Shubitz LF. Comparative aspects of coccidioidomycosis in animals and humans. Ann N Y Acad Sci. 2007 Sep;1111:395-403.
  11. Stevens DA, Clemons KV, Levine HB, Pappagianis D, Baron EJ, Hamilton JR, et al. Expert opinion: what to do when there is Coccidioides exposure in a laboratory. Clin Infect Dis. 2009 Sep 15;49(6):919-23.
  12. Pappagianis D. Evaluation of the protective efficacy of the killed Coccidioides immitis spherule vaccine in humans. The Valley Fever Vaccine Study Group. Am Rev Respir Dis. 1993 Sep;148(3):656-60.
  13. Cole GT, Hurtgen BJ, Hung CY. Progress Toward a Human Vaccine Against Coccidioidomycosis. Curr Fungal Infect Rep. 2012 Dec 1;6(4):235-44.