Escuche las historias personales sobre las complicaciones relacionadas con el embarazo

La campaña Hear Her presenta historias conmovedoras de mujeres sobre sus experiencias durante o después del embarazo. Ellas comparten cómo complicaciones o afecciones en el embarazo las han afectado y cómo obtuvieron ayuda.

Allyson es una atleta olímpica que a las 32 semanas de embarazo la diagnosticaron con preeclampsia severa. Debido a su estado físico se sorprendió cuando, en un chequeo prenatal, se enteró de que tenía los niveles de proteína en la orina elevados y que tenía presión arterial alta. Su médico la hospitalizó  y tuvo una cesárea de emergencia. Es posible que las medidas rápidas que tomó su médico le hayan salvado la vida.

Valencia hizo frente a dolores de cabeza y mareos durante su primer embarazo, que fue difícil. Cuando reportó síntomas que iban empeorando, sintió que nadie la escuchaba ni la tomaba en serio. No sabía con quién hablar ni estaba segura de cómo hacerse oír. Fue su médico de atención primaria quien por fin la ayudó a obtener la atención que necesitaba.

El embarazo de Kylie progresó normalmente hasta las 38 semanas, cuando ella comenzó a tener hinchazón. Poco después, empezó a tener complicaciones potencialmente mortales que causaron su ingreso a la unidad de cuidados intensivos, diálisis y finalmente un trasplante de riñón. El esposo de Kylie permaneció a su lado, luchando por ella y asegurándose de que recibiera la mejor atención médica posible.  

Durante su embarazo, Eleorra tuvo dolores muy fuertes en el pecho y supo que algo no estaba bien. Siguió buscando respuestas y finalmente encontró a un médico especialista en casos de alto riesgo, quien le proporcionó la atención que necesitaba para tener un embarazo seguro.

Lindsay, quien es madre de cuatro hijos, presentó preeclampsia durante su segundo embarazo. En respuesta a sus síntomas, le dijeron que tenía una hinchazón típica del embarazo. Pero cuando el dolor de cabeza y la visión borrosa empeoraron, ella se tomó la presión arterial en una farmacia y descubrió que era peligrosamente alta. Lindsay se fue directamente al hospital, una decisión que posiblemente le haya salvado la vida.

Sanari comenzó a sentir dolor dos días después de dar a luz, y al principio le dijeron que se debía a gas. Pero cuando sus síntomas siguieron empeorando, supo que algo estaba mal. Finalmente se le encontró un absceso en el útero, que podría haber sido mortal.  “Me alegro de no haberme detenido ante el no”, dice. “Me alegro de que alguien por fin me haya escuchado”.