Historias personales sobre la tuberculosis

La historia de Martha

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Martha

Martha es una enfermera que trabajaba en Juarez, México, en un hospital local de la comunidad; atendía a los pacientes en uno de los centros de salud más pobres. En octubre del 2010, recibió el diagnóstico de tuberculosis (TB, según su abreviatura en inglés) y luego se enteró de que tenía el tipo multirresistente. Martha desea contarles a todos lo importante que es recibir atención médica eficaz, como la que recibió del programa binacional de Texas contra la tuberculosis: Project Juntos. 

Mi nombre es Martha y soy auxiliar de enfermería. También soy diabética. Debido a que soy la cabeza de familia de mi casa, madre soltera de dos adolescentes y la única persona a cargo del sustento de mi madre que es anciana, mis prioridades eran mi familia y mi trabajo. Ahora veo la ironía de que a pesar de ser proveedora de atención médica, yo no me cuidé adecuadamente.

En agosto del 2010, comencé a tener tos, pero no le puse mucha atención. Después de dos semanas, fui a ver al médico y me dio tratamiento para un resfrío. La tos se me hizo más persistente y empecé a bajar de peso. Después de un mes, comencé a tener sudores nocturnos perseverantes y la tos empeoró. En un plazo de tres semanas había tomado dos rondas de antibióticos.

A fines de septiembre, visité nuevamente al médico y ordenó una radiografía de tórax. Aparecieron cavidades en los pulmones, una señal de enfermedad de tuberculosis, pero el médico no lo notó y trato la enfermedad como si fuera bronquitis. Recetó un antibiótico después del otro, pero ninguno funcionó. Tenía muchos síntomas, sudores, escalofríos, temperatura elevada, pérdida de apetito y fatiga. Lo único que quería hacer era quedarme en la cama. Finalmente, a finales de octubre del 2010, me hicieron las pruebas de tuberculosis y me dijeron que tenía la enfermedad de tuberculosis. Fue una noticia que me aterró.

Me enviaron al programa local contra la tuberculosis en Juarez y recibí mucho apoyo de parte del personal. Comencé inmediatamente con el tratamiento para la tuberculosis y lo tomé por dos meses. Pero, en lugar de ponerme mejor, seguía empeorando. Seguí bajando de peso cada día, había días en los que no podía comer.

En enero del 2011, el médico me dijo que el tratamiento no estaba funcionando. Me enviaron a Project Juntos en El Paso, Texas, para recibir atención médica para la tuberculosis porque mi caso era tan persistente. Project Juntos está respaldado por el Departamento de Servicios de Salud del Estado de Texas (DSHS, por sus siglas en inglés) y brinda tratamiento contra la tuberculosis a pacientes binacionales en el área de la frontera y atiende casos especiales, o sea, los que son particularmente difíciles de tratar. Me dieron tratamiento mediante terapia de observación directa (DOT, por sus siglas en inglés) durante el tratamiento entero, lo que significa que una enfermera de Project Juntos se aseguraba de que tomara cada dosis de los medicamentos que necesitaba. También me dijeron que el tratamiento incluiría inyecciones tres veces a la semana durante 5 meses, y siempre he tenido terror a las inyecciones. Hubo momentos en los que estaba a punto de darme por vencida, pero las enfermeras de Project Juntos del DSHS de Texas siempre me animaron para asegurarse de que continuara con el tratamiento.

Por suerte, parece ser que no infecté a nadie. Les hicieron las pruebas de infección por tuberculosis a mis hijos adolescentes y a mi madre, y los evaluaron para ver si tenían la enfermedad, pero por suerte todos los resultados dieron negativos. Las enfermeras de Project Juntos los siguieron vigilando con evaluaciones cada 6 meses. El centro de salud donde trabajaba en Juarez realizó investigaciones de infección por contacto entre mis compañeros de trabajo. No he sabido de ningún caso que se haya relacionado conmigo.

Recibí el nuevo tratamiento para la tuberculosis durante 6 meses, de enero a junio del 2011. Durante el tratamiento seguí bajando de peso y comencé a toser con sangre. Me tuvieron que hospitalizar unas cuatro veces debido a la tos con sangre. Incluso me hicieron una transfusión de sangre. Al final pudieron controlar el sangrado.

A finales de junio del 2011, quedó muy claro que este nuevo tratamiento no estaba funcionando. Recolectaron y analizaron nuevas muestras de esputo, y mientras esperaba los resultados me retiraron el tratamiento. A finales de agosto volvieron los resultados y mostraron que mi tuberculosis era resistente a los seis fármacos que estaba tomando.

En septiembre del 2011 comencé un tratamiento completamente nuevo que incluía nueve pastillas y dos inyecciones diarias. Estos fármacos, llamados medicamentos de segunda línea, son más tóxicos que los medicamentos estándar de primera línea, ya que se usan para tratar las bacterias resistentes. Necesitaría tomar este nuevo régimen durante 18 a 24 meses, dependiendo de mi respuesta. Al segundo mes con el nuevo tratamiento, las pruebas mostraron que el medicamento estaba funcionando.

Hubo momentos en los que estaba a punto de darme por vencida, pero las enfermeras de Project Juntos del DSHS de Texas siempre me animaron para asegurarse de que continuara con el tratamiento“.

Por fin terminé el tratamiento el 28 de noviembre de 2012. Los efectos secundarios más significativos de estos medicamentos tóxicos incluían dolor de estómago, nauseas, vómitos e irritación de la piel. Ahora tengo sordera profunda a causa de los medicamentos y necesito usar audífonos. Pero estoy muy agradecida de haberme curado y de estar viva.

Como proveedores de atención médica, algunos de nosotros no creemos que en algún momento nos encontraremos del “otro” lado, siendo la persona con una enfermedad grave. Pensamos que somos nosotros los que brindamos tratamiento, prestamos atención médica a los pacientes. Debemos aprender a cuidar de nosotros mismos, y ponerle más atención a las enfermedades y afecciones, y darles prioridad sobre las demás cosas en nuestras vidas.

Hubo varios momentos en los que estaba a punto de darme por vencida en vez de seguir con el tratamiento. Perdí muchas cosas durante el tiempo que tuve tuberculosis. No tuve ingresos durante 14 meses. Perdí mi casa y tuvimos que ir a vivir con mi hermano. Pero tuve el apoyo de mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo y el personal de Project Juntos que nunca me dejaron sola. Gracias al personal de Project Juntos del DSHS de Texas, pude seguir sobrellevando el suplicio del tratamiento contra la tuberculosis durante 18 meses. Y encontré la fuerza para tolerar el doloroso y prolongado tratamiento por mis hijos.

El mensaje que quiero transmitir es que la tuberculosis es una enfermedad grave, pero que si se trata pronta y adecuadamente, se puede curar. Cuidar de la salud de uno mismo es muy importante para evitar que una enfermedad se salga de control o que contribuya a otras afecciones. Ahora me cuido a mí misma. Tengo la diabetes bajo control, sigo un buen régimen alimentario, tomo mis medicamentos puntualmente y, descanso y no abuso de mi salud. Ahora que me he recuperado, he vuelto a trabajar. Pero mi recuperación no hubiera sido posible sin la ayuda de las enfermeras del programa binacional de Texas contra la tuberculosis Project Juntos.