Testimonio de sobreviviente de Patti

Foto de Patti M.
“Mi mensaje para las mujeres es que nos ponemos a nosotras mismas a un lado la mayor parte del tiempo, y necesitamos adoptar una mentalidad que asegure que nos estamos poniendo como una prioridad”.

—Patti M., Sobreviviente de cáncer de cuello uterino
Edad al momento del diagnóstico: 48

Soy una oficial jubilada de la policía de la ciudad de Nueva York, en donde resido con el que ha sido mi esposo por 22 años. También soy una sobreviviente de cáncer de cuello uterino desde hace 12 años.

Tres meses antes de mi jubilación, comencé a sangrar entre los ciclos menstruales. Lo atribuí al estrés, ya que estaba alistándome para terminar una carrera de 20 años. En ese momento, no había visto a un ginecólogo en tres años. ¿Por qué? Mi ginecólogo se había jubilado y no busqué uno nuevo. No sentí la necesidad de buscar uno porque me sentía bien. No tenía ningún síntoma en absoluto. Llevaba 10 años de casada y tenía una relación monógama. Sin embargo, el sangrado progresivo, la fatiga y la hinchazón me forzaron a ir al médico.

Fui a una ginecóloga nueva que me hizo una biopsia que dio un resultado no concluyente. Me dijo que necesitaba remitirme a un ginecólogo oncólogo. Cuando fui al oncólogo, me hizo otra biopsia y esos resultados revelaron que tenía cáncer de cuello uterino, en etapa IIB.

Mi médico decidió tratarme con una combinación de radiación, quimioterapia y braquiterapia (radiación interna). El camino fue difícil. A veces quería darme por vencida, pero mi esposo y mi familia me hicieron seguir adelante. Me considero una de las afortunadas, porque después de los tratamientos, mi tumor desapareció y no había ninguna célula cancerosa visible. Después de 9 meses, estaba libre de cáncer.

El tratamiento termina, pero el camino continúa

Aun cuando mi cáncer había desaparecido, cambió mi vida por completo. La mayoría de la gente piensa que una vez que te dicen que estás libre de cáncer, puedes continuar y retomar justo donde te habías quedado. Ciertamente, ese no es el caso en absoluto. Tuve dificultades para encontrar a mi antiguo ‘yo’ y me deprimí.

Comencé a usar la comida como una manera de consolarme y, después de un tiempo, me diagnosticaron obesidad, diabetes tipo 2, colesterol alto y presión arterial alta. Tomaba 5 medicamentos para controlar mis afeccione, pero esto no era completamente exitoso. Mi médico me dijo que el siguiente paso era empezar a inyectarme insulina. Esto como que me abrió los ojos y me vi forzada a revaluar mi estilo de vida.

Pude perder 113 libras en 14 meses con alimentación saludable, control de porciones y ejercicio. Pude llegar a tener estas afecciones bajo control y hoy no tomo ningún medicamento. Ahora soy entrenadora de bienestar certificada, entrenadora personal certificada e instructora de acondicionamiento físico grupal especializada en diferentes modalidades, incluido el acondicionamiento para la recuperación del cáncer.

“La salud es riqueza”

Mi diagnóstico me ha convertido en una defensora apasionada de la lucha contra el cáncer de cuello uterino, especialmente para las mujeres hispanas o latinas, que tienen un mayor riesgo de tenerlo. El cáncer de cuello uterino se puede prevenir. Tenemos las herramientas para hacerlo: pruebas de detección, educación y vacunas.

Mi mensaje para las mujeres es que nos ponemos a nosotras mismas a un lado la mayor parte del tiempo, y necesitamos adoptar una mentalidad que asegure que nos estamos poniendo como una prioridad. La salud es una gran prioridad para mí ahora porque sin ella, muchas cosas no importan; como poder ayudar a mis seres queridos. Con esta mentalidad, podemos cerrarles la puerta a muchas enfermedades. Todos tenemos que cuidarnos porque la salud es riqueza.