Perspectivas prácticas: importaciones ilegales de cachorros descubiertas en el aeropuerto JFK

Por Molly K. Houle DVM*

En el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, de la ciudad de Nueva York, se abrió el compartimiento de carga de un avión de pasajeros Boeing y dejó al descubierto que estaba repleto de jaulas apiladas de perros que lloriqueaban, muchos más de lo habitual. Todos eran cachorros, la mayoría demasiado pequeños para dejar a sus madres, y estaban encogidos de miedo y apiñados en sus jaulas; temblaban cubiertos de sus propios excrementos después del largo vuelo internacional. Testigo de la escena fue el equipo de agentes federales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de los EE. UU. y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), y los veterinarios del JFK acreditados por el Departamento de Agricultura de los EE. UU. (USDA).

“Solo deseaba llevarlos a casa”, dijo el fornido funcionario de la CBP al ver la miserable situación de los cachorros. Un experto en prevención de contrabando de narcóticos desde hace 17 años, el subjefe de Cargamento James Bowles, se dio cuenta de que se enfrentaba a otro tipo de importación ilegal, de otra variedad.

En octubre del 2017, el subjefe Bowles oyó por primera vez a unos compañeros suyos que se quejaban de las hordas de cachorros que llegaban al JFK en los vuelos internacionales. Lo vio como una casualidad y le restó importancia, pero cambió de parecer cuando comenzaron a llegar cachorros muy pequeños todas las semanas, incluso todos los días, en envíos grandes de 44 o 48 a la vez, en lugar de 1 o 2 mascotas de pasajeros. En respuesta a esto, Bowles redactó un plan de vigilancia mejorado para tratar estas importaciones ilegales de cachorros, lo que encontró similar a los arrestos de narcotraficantes. Nombró al plan “Operación cazador de perros”. Para formar un equipo de ataque al incidente, trajo a funcionarios de salud pública de los CDC y a veterinarios del AirHeart Pet Hospital a The ARK, la instalación veterinaria y de cuidado de animales de bioseguridad de 24 horas de la CBP, que se encuentra en el aeropuerto JFK.

Reglamentaciones gubernamentales

La CBP funciona al frente de nuestro país para proteger las fronteras de los EE. UU. mientras facilita los viajes y el comercio lícitos. Ubicada en más de 300 puertos de entrada estadounidenses, la CBP trabaja con otras 40 agencias gubernamentales de los EE. UU., incluidos los CDC, el Departamento de Agricultura de los EE. UU. (USDA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos para hacer cumplir más de 400 leyes federales. Una de estas leyes es la reglamentación federal de los CDC para la vacunación adecuada contra la rabia para cada perro que llega de un país con alto riesgo de rabia canina antes de ingresar a los Estados Unidos.

Primer plano de un veterinario con las manos con guantes que abre la boca de un cachorro para mirar sus dientes.

La edad verdadera de los cachorros se puede determinar al examinarles los dientes, aunque los importadores ilegales pueden falsificar las edades de los perros en la documentación.

Todos los perros que ingresan a los Estados Unidos deben estar sanos. Y deben tener al menos 4 meses de vida para poder estar vacunados correctamente contra la rabia, que fue erradicada del país el 2007.

Los cachorros no pueden recibir la vacuna contra la rabia antes de las 12 semanas de vida porque los anticuerpos de sus madres bloquean la protección de la vacuna. El requisito de edad de los CDC está programado para cuando los cachorros estén desarrollando su propio sistema inmunitario. Cuando a los cachorros se los vacuna a las 12 semanas, tardan un mes en desarrollar sus propios anticuerpos contra la rabia protectores para estar completamente inmunizados. La rabia presenta un riesgo de salud pública. La rabia casi siempre causa la muerte.

Además, el USDA exige que los cachorros estén sanos y tengan al menos 6 meses de edad si se importan para la reventa, para ayudar a evitar la importación fraudulenta del extranjero de perros enfermos y sin la edad suficiente. Si los perros no cumplen con los requisitos de importación de los CDC o del USDA, pueden ser deportados de regreso a sus países de origen.

El Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas (APHIS) del USDA supervisa el bienestar animal relacionado con los envíos de cachorros. Enviar cachorros en jaulas como cargamento tiene sus riesgos. Desde el inicio de la “Operación cazador de perros” en el JFK, llegaron muertos siete cachorros importados en forma ilegal y sin la edad suficiente a los Estados Unidos. Los populares bulldogs franceses e ingleses corren más riesgos de muerte (ambos son razas braquicéfalas: su nariz aplastada les dificulta respirar con normalidad). Las aerolíneas en los Estados Unidos comenzaron a prohibir estas razas en sus vuelos, como la mayoría de las aerolíneas de Europa y Australia. En condiciones de hacinamiento y estresantes, tienden a ser especialmente propensos a los golpes de calor y a tener dificultad respiratoria.

Sin importar cómo los importadores ilegales falsifiquen las edades de los perros en la documentación, la edad verdadera de los cachorros se puede determinar al examinarles los dientes.

Trucos de los importadores ilegales

Los motivos detrás de la importación ilegal de cachorros no son evidentes de inmediato. No obstante, al analizarla de cerca, se revela un gran negocio impulsado por las ganancias a expensas de la salud y el bienestar de los cachorros sin la edad suficiente. Los importadores pretenden evadir estas reglamentaciones porque los clientes exigen cachorros de tan solo 8 semanas de vida. Las ganancias disminuyen por miles con cada mes que un cachorro envejece. El público que adora los cachorros y genera la demanda forma parte del problema.

Muchos perros se crían de manera irresponsable en grandes cantidades en “fábricas de cachorros” en el extranjero, donde es alto el riesgo de anomalías congénitas y enfermedades. Luego, los importadores los envían por avión como cargamento en lotes grandes, los declaran como perros “rescatados”, con valor $0 en la documentación, y esto les permite evadir los cargos de intermediación e ingreso.

Si ingresan cachorros ilegales a los Estados Unidos, se comercializan al público a través de medios sociales como Facebook y Twitter, o incluso en sitios web de criadores estadounidenses de apariencia legítima. Algunos importadores internacionales crían o albergan de manera económica los tipos de cachorro de alta demanda en los Estados Unidos, como los bulldogs franceses e ingleses, y otras razas pequeñas, como el yorkshire terrier y los chihuahuas. Luego, los perros se venden a familias confiadas como cachorros de raza, nacidos en los Estados Unidos, a un costo de $3000 a $5000 cada uno. La ganancia potencial es exponencial.

Otra treta es reclutar a un “padre de vuelo” ofreciéndoles a los viajeros un vuelo gratis a cambio de declarar a los perros como suyos en un vuelo a los Estados Unidos. Los importadores le dicen al confiado padre de vuelo que está ayudando a transportar perros rescatados para que se reúnan con sus dueños adoptivos en el aeropuerto. Luego le dan la descripción de las nuevas familias o transportadores y un lugar de encuentro en el aeropuerto para hacer el intercambio. La transacción entre el padre de vuelo y la nueva familia del cachorro no deja ningún registro escrito.

Punto decisivo para la Operación cazador de perros

En el 2017, un envío de perros para Navidad, que incluía un cachorro chihuahua de 6 meses, marcó un punto decisivo para el equipo de ataque al incidente y la Operación cazador de perros. El cachorro era uno de cinco perros en el cargamento de un vuelo internacional proveniente de El Cairo, Egipto. Parecían tener la documentación correcta y los certificados de vacunación contra la rabia. Todos los perros obtuvieron permiso para ingresar a los Estados Unidos. Según lo planeado, los padres de vuelo voluntarios se reunieron con los transportadores para distribuir los perros para la adopción final en estados que iban desde Connecticut hasta Washington.

El chihuahua, en particular, estuvo visiblemente agitado en el vuelo y mordió al padre de vuelo en el aeropuerto. Al día siguiente, el chihuahua mordió a un técnico veterinario y, finalmente, murió en su segundo día en los Estados Unidos. Los resultados de los análisis de laboratorio pronto revelaron que el chihuahua tenía rabia. En un esfuerzo conjunto entre cinco departamentos de salud estatales, los CDC, la CBP y el APHIS contactaron a todas las personas expuestas, desde el manipulador de cargamento hasta los padres adoptivos, para asegurarse de que ellos y los otros perros recibieran el tratamiento antirrábico posexposición para ayudar a prevenir la enfermedad. Ninguna de las personas expuestas contrajo rabia.

Los funcionarios de los CDC y la CBP sospecharon que existía un certificado fraudulento de vacunación contra la rabia, y esto desató una nueva conversación en la CBP sobre cómo aumentar la vigilancia de las importaciones de perros y cómo añadir procedimientos para un mejor escrutinio de la documentación de los cachorros. Como el cachorro con rabia evadió la vigilancia en el aeropuerto JFK, la CBP ahora exige que todos los envíos de cachorros de importadores sospechosos y de países con alto riesgo de rabia pasen por The ARK, donde se les hace un minucioso examen físico y una inspección de la documentación.

The ARK

Fotografía de un cachorro de bulldog francés color lavanda en su jaula.

Los cachorros de bulldog francés lavanda tienen precios muy altos.

En la entrada del centro médico The ARK en el aeropuerto, la camilla de acero a la izquierda brilla delante de los armarios llenos de suministros médicos. A la derecha, hay jaulas de gatos vacías, apiladas una sobre otra como estantes de libros. Al final del largo pasillo, algunos leves gemidos hacen eco en el vasto espacio del impecable centro tipo depósito. La directora ejecutiva de The ARK, Elizabeth Schuette, explica que brindan hospedaje, atención veterinaria y cuarentena, y facilitan el viaje aéreo a los animales, desde pájaros hasta caballos.

Los chillidos y quejidos suaves llaman la atención desde dos filas de corrales de perros en ambos lados del pasillo. Aquí es donde los veterinarios atienden a los cachorros importados sin la edad suficiente durante su examen e inspección de documentos.

Tres corrales de perros adyacentes tienen, cada uno, dos cachorros de bulldog francés aterciopelados, de 7 semanas. Los primeros dos tienen manchas negras y blancas, los otros dos son de color crema y los últimos dos son del moderno color “lavanda”. Una vez en los Estados Unidos, estos francesitos lavanda pueden valer de $10 000 a $15 000, cada uno, en el mercado estadounidense de los cachorros. Los otros cuatro de diferentes colores son menos costosos, pero siguen valiendo $3000 a $5000 cada uno.

Incluso desde el lado opuesto de la puerta de la jaula, cada bostezo y ladridito revela sus dientes escasos, de cachorro, tipo aguja, que indican que no pueden tener más de 8 semanas de vida.

Veterinarios y funcionario de los CDC que hablan de las importaciones ilegales de perros.

El personal de The ARK, los expertos de los CDC y los veterinarios del JFK se unen para investigar los cachorros importados sin la edad suficiente.

Los cachorros se persiguen y voltean unos a otros en sus corrales. Aunque parecen cachorros juguetones y sanos, el personal de The ARK advierte que los perros de fábricas de cachorros han vivido en malas condiciones y en suciedad durante toda su vida, en condiciones a veces abusivas que los hacen temerosos de las personas. Un veterinario prueba este argumento al abrir la puerta de la jaula; los dos cachorros se apresuran hacia la esquina trasera del corral y tiemblan como un montículo velloso, con los ojos abiertos como dos platillos blancos.

Al final del pasillo, siete chihuahuas de pelo largo, todos de diferentes tamaños y edades, fueron separados en jaulas individuales después de su llegada a los Estados Unidos esa mañana. Como con los cachorros de bulldog francés, la CBP advirtió que su envío era sospechoso e hizo que los transportaran a The ARK para inspeccionarlos. Dos cachorros sin la edad suficiente podían caber en la palma de la mano, yacían enroscados como croissants en sus mantas, y se veían exhaustos y enfermos junto a los platos de comida sin tocar.

El personal veterinario afiliado a The ARK tuvo que alimentarlos con jeringas, con gachas repletas de nutrientes para evitar que les bajara el azúcar en la sangre. Los cachorros pequeños como estos corren el riesgo de presentar un bajo nivel de azúcar en la sangre potencialmente mortal, así como hipotermia e infecciones respiratorias durante el largo viaje en avión. El estrés del viaje debilita su joven sistema inmunitario, y pueden tener otras enfermedades como la tos canina y el parvovirus. Los cachorros ilegales no son deportados a su país de origen hasta que están lo suficientemente bien para viajar.

Repercusiones para la salud pública

Linda Mittel, MSPH, DVM, veterinaria y profesora universitaria en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cornell, trabaja con The ARK en sus procedimientos operativos estándar y de bioseguridad para caballos. Pero, desde la Operación cazador de perros, también ayuda con los procedimientos de cuidado animal para los perros. Aunque las reglamentaciones de importación de perros de los CDC solo exigen que los perros estén sanos al llegar y tengan las vacunas contra la rabia para proteger la salud del público, Mittel explica que la rabia no es la única amenaza para la salud de los humanos y animales, de estos cachorros importados sin la edad suficiente. Las enfermedades parasitarias, como la lombriz solitaria, la lombriz intestinal y la infección por Giardia, pueden propagarse rápidamente a través de poblaciones densas de perros y provocar enfermedades en las personas. Se sabe que algunas infecciones cutáneas, como el SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina, una bacteria resistente a los medicamentos), son contagiosas entre las personas y sus mascotas caninas. La brucelosis (otra enfermedad causada por bacterias) también es una preocupación, en particular en las tiendas de mascotas y criadores del American Kennel Club. Los niños, los ancianos y las personas que usan ciertos medicamentos tienen un mayor riesgo de contraer estas enfermedades zoonóticas (que se transmiten de los animales a los humanos).

El laboratorio de diagnóstico veterinario de Cornell investiga los virus de la influenza (gripe). Mittel expresó su preocupación por el hecho de que algunos cachorros ilegales sin la edad suficiente provengan de áreas donde la influenza canina es común, y se encontró que los envíos de perros “rescatados” de esas áreas son la fuente de los recientes brotes en la población de mascotas de los Estados Unidos. Aún más preocupante es la posibilidad de que la influenza canina se transforme en una cepa más grave, posiblemente contagiosa entre perros y humanos. En el 2016, la transmisión de la influenza aviar de gatos a humanos se documentó en un refugio de animales de la ciudad de Nueva York. Aunque la enfermedad fue leve, una cepa más grave podría surgir de los cachorros enfermos importados a los Estados Unidos sin tener la edad suficiente.

Una nueva táctica

Fotografía de una chihuahua de pelo largo preñada que se refugia temerosa en el fondo de su jaula.

Una chihuahua de pelo largo preñada representa una nueva preocupación para el equipo de ataque al incidente.

Al final del pasillo de corrales de perros de The ARK, una chihuahua de pelo largo y vientre hinchado presiona su nariz entre los barrotes de la puerta de su jaula. Puede que represente la prueba de una nueva táctica de los importadores ilegales de perros: una hembra preñada a horas de parir sus crías. Se la introdujo de contrabando a los Estados Unidos en una pequeña jaula del tamaño de un gato con otros dos perros, un intento de evadir la vigilancia de la CBP. Al momento de la inspección en The ARK, no obstante, se descubrió su preñez.

Estresada por su odisea, se refugia temerosa en la esquina delantera de su jaula. Si esta perra preñada fuera entregada al importador, en horas o días, nacerían dos o tres cachorros en los Estados Unidos sin posibilidad de hacerle un seguimiento a la venta de los cachorros. Si no lo hubiesen descubierto, el importador estaría a solo 8 semanas de ganar miles de dólares con cada cachorro. Según la CBP, los importadores corruptos están dispuestos a arriesgarse por la ganancia potencial, y constantemente mejoran sus métodos para adelantarse a las autoridades portuarias.

“Ojalá pudiéramos ser proactivos”, admitió Bowles, “pero estamos obligados a ser reactivos”.

Progreso y búsqueda de puertos

El primer puerto estadounidense en reconocer el aumento de las importaciones de cachorros fue el Aeropuerto Internacional de Miami. El aeropuerto formó un equipo de ataque al incidente para atrapar a los importadores ilegales. Esto, aparentemente, provocó que la llegada de los perros cambiara al norte, al aeropuerto JFK. Ahora que la Operación cazador de perros agilizó la vigilancia de la CBP y los CDC en Nueva York, los importadores ilegales han sentido nuevamente los efectos, y ya no hay tantos envíos grandes que tengan de 20 a 40 perros. Pero los cachorros sin la edad suficiente siguen llegando.

Los envíos más pequeños de 1 a 10 cachorros han mantenido ocupados a los funcionarios de salud pública de cuarentenas de los CDC en Nueva York. La Operación cazador de perros ocupa la mayor parte de su día laboral, y se prolonga incluso fuera del horario de trabajo. Los importadores a menudo intentan enviar cachorros en vuelos nocturnos, ya que ven ahí una oportunidad para una entrada más fácil a los Estados Unidos. Pero los funcionarios de salud pública de los CDC están de guardia día y noche.

La CBP ha creado una lista de importadores y países problemáticos que están en su radar. En cuanto el avión aterriza en la pista del JFK, se notifica a los funcionarios si el envío parece sospechoso. Los CDC hacen el seguimiento de los cachorros desde el cargamento hasta The ARK, donde los veterinarios acreditados por el USDA los examinan y determinan su edad. Las actualizaciones sobre el estado de los cachorros llegan con frecuencia, y despiertan al funcionario de guardia de los CDC de tres a cuatro veces por noche. En un fin de semana, los envíos pueden tardar 8 horas en ser procesados por los CDC debido a la escasez de personal.

Para los envíos más grandes, los importadores ilegales ahora van de puerto en puerto, buscando las entradas más fáciles a los Estados Unidos que quizás no tengan personal veterinario en el lugar para examinar adecuadamente a los cachorros. Otros aeropuertos, como los de Dallas, Filadelfia y Newark, informan de perros que llegan en masa.

Concientización pública

“La única manera en que podemos detener este problema es acabar con la demanda”, afirmó la funcionaria de los CDC Yonette Hercules, a cargo de la Estación de Cuarentena de Nueva York. “Es importante ser un dueño de perros responsable y darse cuenta de que apartar a un cachorro de su madre demasiado pronto no es saludable, y crea condiciones inhumanas para su crianza y envío”. Asegúrese de saber qué es lo que está comprando. Sea diligente en la investigación de criadores y verifique sus anuncios en línea. Localice criadores de perros estadounidenses éticos; para eso visite sus instalaciones y vea cómo crían a los cachorros.

También hay perros de raza mixta y pura sangre de todas las edades disponibles para adopción en refugios de animales fiables en todo el país. Muchos refugios realizan pruebas de conducta para asignarles a las personas que adoptan su compañero perfecto. Para las personas que buscan sumar una nueva mascota a la familia, buscar un perro rescatado en los Estados Unidos no solo ayuda a disminuir la población de mascotas sin hogar, sino que también ayuda a disminuir la demanda de falsos cachorros rescatados que se venden ilegalmente en el mercado estadounidense desde las fábricas internacionales de cachorros. Una vez que el público informado reduzca la demanda, con suerte, cesará la importación fraudulenta y la reproducción excesiva irresponsable.

Biografía de la autora
Una veterinaria se inclina para examinar a cachorros en sus jaulas.

Molly Katherine Houle es graduada de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Illinois. Realiza una maestría en salud pública y ha finalizado una pasantía de 6 semanas en los CDC con el Equipo de Zoonosis de la División de Migración Global y Cuarentena, a cargo de las reglamentaciones de importación de perros de los CDC.

*Los hallazgos y las conclusiones que aparecen en este informe pertenecen a la autora y no reflejan necesariamente la postura oficial de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.