¿Qué es el cáncer de piel?

Una ilustración de la anatomía de la piel que muestra las capas de células basales y escamosas y los melanocitos.

Este diagrama muestra las diferentes capas de la piel. El carcinoma de células basales comienza en la capa de las células basales de la piel. El carcinoma de células escamosas comienza en la capa de las células escamosas de la piel. El melanoma comienza en los melanocitos, los cuales son las células que producen melanina, el pigmento que le da color a la piel.

La piel es el órgano más grande del cuerpo. La piel tiene varias capas, pero las dos principales son la epidermis (capa superior o externa) y la dermis (capa inferior o interna). El cáncer de piel comienza en la epidermis, que está compuesta de tres tipos de células.

  • Células escamosas: Células delgadas y planas que forman la capa superior de la epidermis.
  • Células basales: Células redondeadas que están debajo de las células escamosas.
  • Melanocitos: Células que producen melanina y que se encuentran en la parte inferior de la epidermis. La melanina es el pigmento que le da color a la piel. Cuando se expone la piel al sol, los melanocitos producen más pigmento y hacen que la piel se oscurezca.

Los carcinomas de células basales y de células escamosas son dos de los tipos más comunes de cáncer de piel. Comienzan, respectivamente, en las capas basales y escamosas de la piel. Por lo general, ambos se pueden curar, pero pueden desfigurar y ser muy costosos de tratar.

El melanoma, el tercer tipo de cáncer de piel más común, comienza en los melanocitos. De todos los tipos de cáncer de piel, el melanoma causa la mayoría de las muertes, debido a su tendencia a propagarse a otras partes del cuerpo, incluidos los órganos vitales.

La mayoría de los casos de cáncer de piel son provocados por la exposición excesiva a los rayos ultravioleta (UV) del sol, las camas bronceadoras o las lámparas solares. Los rayos UV pueden causar daño a las células de la piel. A corto plazo, este daño puede provocar una quemadura solar. Con el tiempo, el daño de los rayos UV se acumula, causando cambios en la textura de la piel, envejecimiento prematuro de la piel y, a veces, cáncer de piel. Los rayos UV también se han vinculado a afecciones de los ojos, como cataratas.

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