El COVID-19 hace retroceder el progreso en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos en los EE.UU.

Las infecciones relacionadas con la hospitalización aumentaron un 15 % del 2019 al 2020.

Declaración para los medios de comunicación

Para su publicación inmediata: martes, 12 de julio de 2022
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La pandemia de COVID-19 hizo retroceder años en el progreso que se había logrado en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos (AR, por sus siglas en inglés) en los Estados Unidos. El informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) COVID-19: impacto en la resistencia a los antimicrobianos en los EE. UU., Informe especial del 2022, concluye que la amenaza de las infecciones resistentes a los antimicrobianos no solo está todavía presente, sino que ha empeorado; las infecciones resistentes que comienzan en el hospital y las muertes aumentaron al menos un 15 % durante el primer año de la pandemia.

“Este revés puede y debe ser temporal. La pandemia de COVID-19 nos ha mostrado sin duda alguna que la resistencia a los antimicrobianos no acabará si bajamos la guardia; no hay tiempo que perder”, dijo Michael Craig, MPP, director de la Unidad de Coordinación y Estrategia contra la Resistencia a los Antibióticos de los CDC. “La mejor manera de evitar una pandemia causada por un patógeno resistente a los antimicrobianos es identificar las brechas e invertir en la prevención para mantener a nuestra nación segura”, agregó.

En el informe, los CDC analizaron el estado de la resistencia a los antimicrobianos en los Estados Unidos inmediatamente después de que se registraran los puntos máximos de la pandemia de COVID-19 en el 2020. Los datos muestran un aumento alarmante en las infecciones resistentes que comenzaron durante la hospitalización: un aumento de un 15 % en general del 2019 al 2020 entre siete patógenos. Los aumentos en patógenos específicos incluyeron:

  • Acinetobacter resistente a los carbapenem: aumento del 78 % en las infecciones.
  • Pseudomonas aeruginosa multirresistente: aumento del 32 % en las infecciones.
  • Enterococcus resistente a la vancomicina (VRE, por sus siglas en inglés): aumento del 14 % en las infecciones.
  • Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA, por sus siglas en inglés): aumento del 13 % en las infecciones.

Las amenazas de infecciones resistentes a los antifúngicos también aumentaron en el 2020, como la de Candida auris, que aumentó un 60 % en general, y la de especies de Candida (excepto Candida auris), con un aumento del 26 % en las infecciones en hospitales. En comparación, en un informe del 2019, se celebraron reducciones significativas en los hospitales a nivel nacional, cuando las infecciones resistentes a los antimicrobianos disminuyeron un 27 % del 2012 al 2017; los datos muestran que estas reducciones continuaron en los hospitales hasta que comenzó la pandemia. Clostridioides difficile es el único patógeno asociado a la atención médica con el que hubo mejoras en el 2020, probablemente impulsadas en parte por los cambios en el comportamiento de las personas que buscaban atención médica.

En los hospitales estadounidenses, los datos de los CDC muestran aumentos significativos en el uso de antibióticos y dificultad para seguir las directrices para la prevención y el control de infecciones, que son clave para prevenir las infecciones resistentes a los antimicrobianos y su propagación. Durante la pandemia, los hospitales enfrentaron problemas con el suministro de equipos de protección personal, escasez de personal y hospitalizaciones de pacientes más largas. Los hospitales también trataron a pacientes más enfermos que tuvieron que usar dispositivos médicos, como catéteres y respiradores mecánicos, con más frecuencia y por más tiempo. Es probable que el impacto de la pandemia causara un aumento de las infecciones asociadas a la atención médica y resistentes a los antimicrobianos.

Durante el primer año de la pandemia, más de 29 400 personas murieron a causa de infecciones resistentes a los antimicrobianos comúnmente asociadas a la atención médica. Casi el 40 % de esas personas contrajeron la infección mientras estaban en el hospital. Puede que la carga total de las muertes por AR, a nivel nacional, sea mucho más alta, pero las brechas en los datos causadas por la pandemia dificultan ese análisis. Los CDC tienen datos limitados sobre la propagación de las infecciones resistentes a los antimicrobianos en la comunidad; muchos centros médicos y establecimientos de atención médica tenían servicios limitados, prestaron servicios a menos pacientes o cerraron sus puertas completamente frente a los desafíos causados por el COVID-19. No hay datos disponibles, o los datos están retrasados, en el caso de nueve de los 18 patógenos que aparecen en el Informe del 2019 de amenazas de la resistencia a los antibióticos, de los CDC.

En el informe del 2019, que fue el último año en el que hubo datos integrales de atención médica y de la comunidad disponibles para hacer cálculos, los CDC estimaron que más de 2.8 millones de infecciones resistentes a los antimicrobianos se producen en los Estados Unidos cada año, y que más de 35 000 personas mueren como consecuencia de esas infecciones.

Durante la pandemia, también se retrocedió en el progreso histórico que se había logrado en la prescripción de antibióticos. Estos medicamentos fueron con frecuencia la primera opción dada para tratar a aquellas personas que presentaban síntomas parecidos a los de la neumonía, como fiebre y dificultad para respirar, aunque estos a menudo correspondían a los de la enfermedad viral del COVID-19, en cuyo caso los antibióticos no son eficaces. Desde marzo del 2020 hasta octubre del 2020, casi el 80 % de los pacientes hospitalizados con COVID-19 recibieron un antibiótico. Aunque en algunos casos esta prescripción puede ser adecuada cuando se desconocen los riesgos de infecciones bacterianas o fúngicas, este alto nivel de prescripción también puede poner a los pacientes en riesgo de efectos secundarios y crear una vía para que se presente y propague la resistencia.

A pesar de la pandemia, en el 2020, más del 90 % de los hospitales estadounidenses tenían un Programa de Optimización del Uso de Antibióticos alineado con los elementos centrales de los CDC para la optimización del uso de antibióticos en los hospitales, lo cual puede haber contribuido a la reducción de los casos de infección por Clostridioides difficile.

Durante la pandemia, muchos programas de resistencia a los antimicrobianos ayudaron a detener la propagación del COVID-19. Por ejemplo, la Iniciativa de Soluciones contra la AR, de los CDC, proporcionó experiencia y conocimientos en el control de infecciones a establecimientos de atención médica, muchos de los cuales eran hogares de ancianos, para llevar a cabo más de 14 000 consultas relacionadas con brotes; la Red de Laboratorios de Detección de AR, de los CDC, secuenció más de 4700 genomas del SAR-CoV-2; y la Red Nacional de Seguridad en la Atención Médica (NHSN) de los CDC, que impulsa programas de seguridad de pacientes al hacer un seguimiento de las infecciones resistentes a los antimicrobianos y del uso de antibióticos en la atención médica, proporcionó mayor capacidad para apoyar la recolección de datos del COVID-19 en los hospitales y hogares de ancianos.

“Tenemos que enfatizar y ampliar la implementación de las estrategias de prevención eficaces, que ya están en la caja de herramientas de los CDC, en todos los establecimientos de atención médica”, dijo Denise Cardo, MD, directora de la División de Promoción de la Calidad de la Atención Médica de los CDC. “El lanzamiento en el 2021 de la Red Global de Laboratorios de Detección de AR y Respuesta y de la Red de Acción Global en la Atención Médica es un ejemplo de cuan enérgicamente se están moviendo los CDC para combatir la resistencia a los antimicrobianos no solo en los Estados Unidos, sino también en casi 50 países del mundo. Logramos un progreso significativo antes de la pandemia y estoy segura de que lograremos un progreso significativo de ahora en adelante”, agregó.

Con la prevención y preparación como su meta principal, los CDC siguen comprometidos con el Plan de Acción Nacional para Combatir las Bacterias Resistentes a los Antibióticos (CARB) de los EE. UU. y avanzarán al abordar las brechas en el sistema de salud pública y al explorar inversiones en la infraestructura de la atención médica estadounidense en las siguientes áreas clave:

  • Mejora de los sistemas y del intercambio de datos: ampliar la automatización de los datos electrónicos bajo la NHSN para permitir que los establecimientos y sistemas de atención médica tengan la información que necesitan sobre el uso de antibióticos y la resistencia a los antimicrobianos. Además, esto incluye compartir las redes establecidas como la Red de Laboratorios de Detección de AR de los CDC durante emergencias, usar la telemedicina para el rastreo de contactos y trabajar para mantener los suministros y equipos de laboratorio de manera ininterrumpida para la atención de pacientes y el control de infecciones.
  • Control de infecciones: seguir ofreciendo capacitación de alta calidad en la prevención y el control de infecciones, como el Proyecto Firstline, a cada profesional de atención médica y a los establecimientos de atención médica más allá de los hospitales, como los hogares de ancianos y otros establecimientos de cuidados a largo plazo. Esto también significa educar a las personas en cómo pueden detener la propagación de microbios y practicar la prevención de infecciones en las comunidades donde viven y trabajan.
  • Uso de antibióticos y antifúngicos , y acceso a ellos: optimizar el uso de antibióticos en todos los entornos de atención médica e implementar los elementos centrales de los CDC en ellos. Además, trabajar para fomentar el uso y seguimiento óptimos de los antibióticos y antifúngicos en los animales de compañía y en la agricultura.
  • Medioambiente y saneamiento: ampliar la capacidad del Sistema Nacional de Vigilancia de Aguas Residuales para recolectar datos sobre la resistencia a los antimicrobianos de las plantas de tratamiento de aguas residuales y de establecimientos de atención médica, estudiar la resistencia en las aguas residuales de la comunidad y de la atención médica a nivel nacional y global. Esto también incluye ampliar las capacidades a nivel global para luchar contra la resistencia a los antimicrobianos en el medioambiente y monitorear esta resistencia a través del enfoque de Una Sola Salud.
  • Vacunas, tratamientos y diagnósticos: mejorar la colaboración interagencial para acelerar la investigación a fin de crear nuevos antibióticos, antifúngicos y tratamientos. Por ejemplo, trabajar con la Administración de Alimentos y Medicamentos para identificar maneras de mantener la disponibilidad de productos de descolonización. Esto también incluye apoyar el uso de vacunas para prevenir infecciones, desacelerar la propagación de la resistencia y reducir el uso de antibióticos, y crear una plataforma de datos de vacunas para fundamentar la elaboración de nuevas vacunas.

Los CDC están y seguirán al frente de la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos. Aunque la pandemia hizo retroceder gran parte del progreso logrado en la década pasada en cuanto a la prevención y el control de infecciones, la lucha adquiere ahora un renovado fervor en medidas de salud pública centradas en la prevención a fin de mantener segura a la nación.

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Esta página fue revisada: el 12 de julio del 2022