Testimonio de detección de Jasmine

Jasmine
“Quiero que todas las personas sepan lo importantes que son las pruebas de detección, y que el cáncer de cuello uterino es prevenible”.

—Jasmine H.
Edad al momento de la prueba de detección: 39

Estaba viviendo mi mejor vida a los veintitantos años. Vivía en mi casa de soltera y hacía fiestas todos los fines de semana con mis amigos. También era una empresaria y tenía un negocio con mi madre, y me aseguraba de mantenerme activa y saludable. Me sentía tan orgullosa de donde había llegado a esta altura de mi vida. Me sentía invencible, pero aun así sabía que era importante mantenerme al día con mis citas médicas y pruebas de rutina para la detección del cáncer de cuello uterino.

Debido al cáncer he perdido a varios miembros de mi familia, incluidas mi abuela y mi bisabuela. Como sabía que tenía antecedentes familiares de cáncer, estaba motivada a mantenerme al día con mis citas médicas y pruebas de detección de rutina.

Estaba en mi auto cuando recibí la llamada. Vi aparecer el nombre de mi médico en el identificador de llamadas y supe que algo estaba mal incluso antes de contestar. Fue impactante cuando me dijo que el frotis (prueba) de Papanicoláu había dado anormal y que tenía células precancerosas. Inmediatamente después de eso, se me nubló el pensamiento y solo capté algunas palabras. Es como si todo el sonido del mundo se hubiera desvanecido.

Por supuesto, lo primero que hice fue llamar a mi mamá. Estaba tan calmada y me animó a hablar con el médico sobre mis opciones y seguir los pasos. Me pasaban muchas preguntas por la cabeza sobre esos ‘próximos pasos’, pero una cosa en la que no podía dejar de pensar era mi fertilidad. ¿Voy a poder tener hijos? En retrospectiva, si pudiera volver al pasado, a la mujer en el auto contestando esa llamada, le diría que se tranquilice y que tiene un sistema de apoyo excepcional y que va a superar esto. También le diría que dé un paso a la vez, ¡y que no se apresure a sacar conclusiones!

Cultivé una gran relación con mis médicos, contándoles todo acerca de mis antecedentes familiares y mis preocupaciones y temores. Hice lo mejor que pude para concentrarme en la solución y no pensar constantemente en lo desconocido. Junto a mi equipo de atención médica, decidimos que el mejor camino para mí era el procedimiento LEEP para sacar las células precancerosas. [Nota del editor: LEEP son las siglas en inglés de procedimiento de escisión electroquirúrgica con asa. Es una técnica en la que se utiliza corriente eléctrica, que se pasa a través de un alambre delgado en forma de bucle, para extirpar tejido anormal].

Apenas un año después del procedimiento, di a luz a mi hijo, Isaiah. Si yo no me hubiera mantenido al día con las pruebas de rutina, lo que permitió detectar las células precancerosas y que yo recibiera tratamiento temprano, sé que posiblemente no tendría la calidad de vida que tengo hoy y ni podría pasar la misma cantidad de tiempo con mi hijo. Mi mensaje para todas las personas que puedan estar atrasadas con las pruebas de detección es simple: pónganse al día e intenten no posponer las cosas. Creo que contar estas historias puede ser terapéutico, pero también que puede ser un ejemplo y animar a más personas a conectarse con la atención médica. Creo firmemente que poder tomar decisiones sobre nuestra salud, nos da una sensación de poder. Quiero que todas las personas sepan lo fácil e importantes que son estas pruebas de detección y que el cáncer de cuello uterino es prevenible.